El acto fotográfico en ocasiones tiene una connotación mística y celebratoria, un gesto muy sencillo que matiza la belleza inherente de la naturaleza.
Mientras el paisaje se manifiesta a través de sus formas, el vacío comienza a adquirir una leve cualidad, nos sugiere explorarlo por una nueva dimensión, de situaciones pasajeras que han quedado en el terreno y que hablan de él.